Hay veces en la vida en que los obstáculos nos hacen muy complicado poder seguir adelante, ya que en numerosas ocasiones, cuando tenemos que atravesar alguna situación difícil, nos sentimos sin fuerzas para poder superarla, viniéndonos abajo en la mayoría de ocasiones y desembocando en situaciones mucho peores. Pero la protagonista que os traemos en el artículo de hoy nos demuestra que por más que las cosas se pongan feas, si se tiene esperanza, todo puede dar una vuelta de 360º. ¡Siga leyendo porque es impresionante!
Cuando Melanie Pritchard se puso de parto, ella no tenía ni idea de que se despertaría tres días más tarde en la UCI de otro hospital, con poca memoria de lo que había ocurrido. Cuando estaba dando a luz a su bebé a las 39 semanas, ella comenzó a sentir algo de mareo y náuseas, por lo que llamó a la enfermera, la cual no detectó nada fuera de lo normal en sus signos vitales. Pero momentos después, Melanie tuvo lo que parecía ser una convulsión leve. Su marido, Doug, se sorprendió mucho al ver que su frecuencia cardíaca se redujo a cero. Se piel se volvió azul y su bebé de desplomó peligrosamente. Estaba clínicamente muerta.
Los médicos la llevaron rápidamente a la sala de operaciones, mientras que su marido, sintiéndose impotente, rezó: “Por favor, permítame sostener a mi esposa de nuevo”. Poco después, el trabajador social del hospital y un sacerdote recibieron a Doug. “Casi me avergüenzo de que mi primer pensamiento fuera: “soy viudo”. Habían venido a decirme que mi esposa había muerto y que hicieron todo lo posible”. Pero la noticia fue que el bebé habían nacido sano por cesárea. Cuando Doug fue a ver a su hija, decidió nombrarla Gabriella, “la heroína de Dios”.
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