
Tanto es así que se le llama “Devil’s Kettle” o “la Tetera del Diablo” (también es llamada la “Caldera del Diablo”) a una cascada que en el curso del rio se divide en dos partes, la sección Este continúa río abajo hasta su desembocadura, mientras que la parte Oeste fluye dentro de una formación de roca volcánica con forma de olla o caldero, que dicen, “no tiene fin”; la cascada cae aproximadamente tres metros dentro de esta olla y desaparece bajo tierra. ¿Desaparece? Si, desaparece, dado que a pesar de que numerosos geólogos, geógrafos y otros científicos han intentado localizar en que parte vuelve a aparecer este curso de agua, no lo han encontrado, aun cuando han formulado diversas teorías que no han sido comprobadas. Cabe destacar que la formación de ollas o calderas (baches se le llaman en el mundo científico) no son realmente raras; la erosión que produce una caída de agua en una roca durante años puede producir estas formas, lo extraño es no encontrar nunca más esta corriente.
Una de las hipótesis más coherentes habla de que el río de la “caldera del diablo” vuelve a su recorrido regular o tiene una desembocadura propia en el Lago Superior, que no ha sido encontrada. Para buscarla, los estudiosos han depositado numerosos objetos como pelotas de ping pong y pigmentos de vivos colores sin tener resultado alguno. Los locales claman haber empujado a la olla años atrás un automóvil, sin ver jamás donde salió. Todo resulta hasta el momento muy enigmático.
Sin embargo la fama de este lugar sigue en aumento atrayendo tanto a científicos de diferentes áreas como a turistas aventureros y amantes de los misterios. Y año a año aumentan sus visitas a la “Tetera del Diablo”.
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